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Una de las señales que hicieron pensar a la periodista texana Sarah Hepola que tenía problemas con el alcohol fueron las lagunas. Despertarse en la cama de un desconocido sin recordar los pasos que la habían llevado allí podía ser muy traumático. «Muchos síes de viernes por la noche se convertían en noes los sábados por la mañana».
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